lunes, 26 de enero de 2015


Es el principal propulsor de la independencia dominicana: fue un político y activista liberal dominicano. Está considerado, junto a Matías Ramón Mella y Francisco del Rosario Sánchez, uno de los Padres de la patria y fundadores de la República Dominicana. Ideó y presidió la organización político-militar clandestina La Trinitaria, creada para luchar contra la invasión haitiana y por la independencia.






Duarte nació el 26 de enero de 1813 en el Santo Domingo colonial (actual Ciudad Colonial) durante el período de la España Boba, en el seno de una familia de clase media que se dedicaba al comercio de artículos de marina y ferretería en la zona portuaria de Santo Domingo. Hijo de Juan José Duarte Rodríguez (próspero comerciante español procedente de Vejer de la Frontera, Cádiz, España) y Manuela Díez Jiménez (natural de El Seybo, hija de un español y una dominicana). Duarte fue el cuarto de once hermanos, siendo los más conocidos Vicente Celestino, comerciante de madera y Rosa Protomártir, quien se desempeñó como periodista y maestra; ambos tuvieron una activa participación en la causa independentista de su hermano.

En 1802 los padres de Duarte, emigraron desde la colonia española en Santo Domingo a Mayagüez, Puerto Rico, evadiendo la imposición del estado francés en el lado oriental de la isla. Esta transformación de la parte colonial de la isla se hizo evidente el año anterior, cuando Toussaint Louverture, el gobernador de Saint Domingue (actual Haití), una colonia francesa situada en el tercio occidental de La Española, tomó el control de Santo Domingo, situado en la parte oriental de la misma. En ese momento, Francia y Saint Domingue estaban pasando por exhaustivos movimientos sociales, a saber, la Revolución Francesa y la Revolución Haitiana. En la ocupación de la parte española de la isla, el legendario gobernador negro Louverture, estaba siguiendo las indicaciones otorgadas por los gobiernos de Francia y España en la Paz de Basilea, firmado en 1795, en el cual España le había cedido la parte española a Francia.

A su llegada a Santo Domingo, Louverture inmediatamente abolió la esclavitud, aunque la abolición definitiva no tuvo lugar hasta 1822. Además, convirtió al francés las viejas instituciones coloniales españolas. Puerto Rico seguía siendo una colonia española, y al estar Mayagüez tan cerca de La Española, al otro lado del Canal de la Mona, se había convertido en refugio para los que como los Duarte, no aceptaban el gobierno francés. La mayoría de los historiadores suponen que el primer hijo de los Duarte, Vicente Celestino, nació allí, en Mayagüez. La familia regresó a Santo Domingo en 1809, después de que la Guerra de la Reconquista devolviera el lado oriental de La Española al control español.

En 1819, Duarte se inscribió en la escuela del Prof. Manuel Aybar donde aprendió lectura, escritura, gramática y aritmética.


El 1 de diciembre de 1821 Duarte tenía apenas ocho años cuando el escritor y político José Núñez de Cáceres declaró, por breve tiempo, la independencia del dominio colonial de España y cambió el nombre de la excolonia española por el de Haití Español. Nuñez de Cáceres representaba a un selecto y privilegiado grupo cansado de ser ignorado por la Corona y preocupado también por el nuevo giro liberal de Madrid. El proceso liderado por Cáceres, no fue un hecho aislado. La década de 1820 fue una época de profundos cambios políticos en todo el Mundo atlántico español y que influenció la manera de pensar de sectores de la pequeña burguesía como los Duarte.

En España, todo comenzó con un conflicto desmoralizador entre realistas y liberales en la Península Ibérica, lo que hoy se conoce como el Trienio Liberal, 1820-1823. Sin embargo, los eventos de la emancipación de 1821 en Santo Domingo fueron diferentes a los del resto del continente, ya fueron de corta duración. Aunque el gobierno de Núñez de Cáceres pidió apoyo del nuevo gobierno republicano de Simón Bolívar, su petición fue ignorada.[cita requerida]

Los historiadores han llamado a este breve episodio de la historia dominicana como la Independencia Efímera. Este suceso culminó con la casi inmediata ocupación haitiana del territorio dominicano por el ejército del presidente haitiano Jean Pierre Boyer el 9 de febrero de 1822.




El presidente haitiano Jean Pierre Boyer envió un ejército invasor que ocupó la parte oriental de «La Española». Los haitianos abolieron la esclavitud de una vez por todas, ocupando Santo Domingo de manera oficial y unificándolo con Haití. Las pugnas entre Boyer y la élite de la antigua colonia española provocaron la migración masiva de muchos sectores, entre ellos los colonos. Algunos sectores de la parte oriental aspiraban a mantener la parte oriental de la isla en manos de las potencias imperiales europeas como manera de salvaguardarse del peligro que para ellos significaba la presencia haitiana. La ocupación provocó el debilitamiento de la élite colonial y los sectores burgueses que entraron en componenda con las autoridades haitianas se constituyeron en la nueva clase dominante.

Por otro lado , el 6 de enero de 1823, Boyer decretó el reclutamiento en el ejército haitiano de todos los jóvenes entre 16 y 25 años. Dicha medida hizo que la Universidad de Santo Domingo, perdiera sus estudiantes y por ende tuviera que cerrar sus puertas. El 14 de noviembre de 1824, Boyer estableció el francés como idio­ma oficial, único y obligatorio en los actos de los tribuna­les, del estado civil y de los notarios públicos en toda la isla.

Después de haber viajado gran parte de Europa por cuestiones académicas entre 1828 y 1831, y de haber entrado en contacto con la Revolución de Julio, Duarte regresó a Santo Domingo decidido a iniciar un movimiento revolucionario.


El 16 de julio de 1838 Duarte fundó una sociedad secreta a la cual llamó La Trinitaria, que ayudó a socavar la ocupación haitiana. Algunos de sus primeros miembros incluyeron: Juan Isidro Pérez, Pedro Alejandro Pina, Jacinto de la Concha, Félix María Ruiz, José María Serra de Castro, Benito González, Felipe Alfáu y Juan Nepomuceno Ravelo (más adelante se unirían Matías Ramón Mella y Francisco del Rosario Sánchez, adquiriendo un rol protagónico junto a Duarte).

Los trinitarios hacían su trabajo político a partir de una estructura celular clandestina. Los iniciados hacían el juramento de luchar por la independencia de la República Dominicana bajo el lema "Dios, Patria y Libertad".

En 1840 para sus actividades públicas constituyeron otra sociedad llamada La Filantrópica, que llevaba por lema "Paz, unión y amistad", y tenía una presencia más pública, tratando de difundir las ideas veladas de liberación a través de escenarios teatrales. Entre las obras que se llegaron a representar están: "Roma Libre" del dramaturgo italiano Vittorio Alfieri, "La viuda de Padilla" de Francisco Martínez de la Rosa, "Un día del año 23 en Cádiz" de Eugenio de Ochoa, entre otras. Luego de varios intentos fallidos, los trinitarios no se sentían a vasto y fundaron La Dramática. En esta tercera sociedad, todos los trinitarios se dedicaron a la actuación.

En 1842, Duarte se convirtió en oficial de alto rango de la Guardia Nacional, a la sazón dirigida por el Gobierno haitiano. Para ese momento el régimen impuesto por Boyer había pasado de ser un gobierno liberal y progresista a convertirse en una dictadura en medio de graves problemas económicos y fuerte resistencia interna en la parte occidental de la isla. Los trinitarios, se unieron al movimiento revolucionario reformista haitiano denominado La Reforma que terminó por derrocar a la dictadura de Boyer en febrero de 1843, colocando a Charles Hérard en la presidencia de Haití.

Duarte encabezó dicho movimiento en la ciudad de Santo Domingo convirtiéndose en el líder político principal en ese momento. No obstante, las actividades independentistas de los trinitarios fueron delatadas y el nuevo presidente Charles Hérard encabezó la ocupación militar de las provincias dominicanas con el objetivo de desarticular el movimiento separatista.

Primer exilio 

En 1843, en pleno preparativo para organizar el movimiento de independencia, Duarte tiene que abandonar el país de manera clandestina hacia Curazao por su conducta insurgente, donde le sorprende la noticia de la muerte de su padre el 25 de noviembre de ese año. Entonces, Duarte le indica a su madre vender el negocio familiar para financiar la revolución independentista.

Desde el exilio Duarte supervisó y financió la guerra de independencia llevada a cabo por sus compañeros de lucha, lo que derivó en su ruina económica. Su liderazgo lo convirtió en blanco de acusaciones que lo llevaron a ser expulsado de la recíén creada nación en varias ocasiones. Su visión liberal se vio socavada por las élites conservadoras que pretendían someter el país a las potencias coloniales y volver al regionalismo tradicional. Sin embargo, sus ideales democráticos, han servido como principios rectores para la mayoría de los gobiernos dominicanos.[cita requerida] Su iniciativa lo convirtió en un mártir político a los ojos de las generaciones posteriores.

En 1842, Duarte se convirtió en oficial de la Guardia Nacional, a la sazón dirigida por el gobierno haitiano. En 1843 participó en la «Revolución Reformista» contra la dictadura de Jean Pierre Boyer, quien amenazaba con invadir la parte occidental de la isla con intención de unificarla. 

En su ausencia, Sánchez tuvo que tomar las riendas del movimiento y realiza una alianza con el sector separatista conservador encabezado por Tomás Bobadilla y Briones y Buenaventura Báez, surgiendo el Manifiesto del 16 de enero de 1844. Todo esto, junto con la ayuda de muchos que querían librarse de los haitianos que gobernaban sobre los dominicanos condujo a la proclamación de la independencia el 27 de febrero 1844.

Tras la derrota del presidente haitiano Charles Herard y la proclamación de la independencia dominicana en 1844, la Junta formada para designar al primer gobernante de la nación eligió por mayoría a Duarte para presidirla pero él declinó la propuesta, tomando el cargo en su lugar Tomás Bobadilla.

Duarte sostuvo fuertes desacuerdos con sectores conservadores, en especial con el terrateniente Pedro Santana, quien consideraba inviables las ideas independentistas de Duarte. De estas pugnas, Santana salió fortalecido mientras que Duarte sufrió varios destierros y murió exiliado en Venezuela en 1876.


Regreso

Juan Pablo Duarte arribó a Santo Domingo el 15 de marzo de 1844, días después de declarada la independencia del país, cargado con las armas que había comprado en Curazao con el dinero de su propia familia y siendo recibido apoteósicamente como Padre de la Patria . De inmediato, fue designado general del ejército y vocal de la Junta Central que gobernaba la naciente república. Esta junta tuvo también como finalidad la designación del primer gobernante de la nación. Aunque Duarte fue apoyado por muchos como candidato a la presidencia y Mella incluso lo declaró presidente, Duarte declinó argumentando que sólo aceptaría el cargo por la elección mayoritaria de los dominicanos, lo que determinó que Tomás Bobadilla asumiera el cargo.

Duarte tenía un concepto definido de la nación dominicana y de sus integrantes. Su concepción de república era la de un patriota republicano, anticolonialista, liberal y progresista. En esa época redactó un proyecto de constitución que dice con claridad que la bandera dominicana puede cobijar a todas las razas, sin excluir ni dar predominio a ninguna.

Diferencias con Santana: segundo exilio

Enviado a combatir al ejército haitiano, entra en contradicciones con Pedro Santana, terrateniente, jefe del ejército en el sur del país y uno de los principales caudillos del sector conservador, de tendencias colonialistas y anexionistas.

El 26 de mayo de 1844, Tomás Bobadilla, jurista y primer gobernador de la nueva Junta, propuso que la república fuera protectorado de Francia. Como dicho sector se había adueñado del poder y tenía mayoría en la recién creada Junta Central Gubernativa para imponer la conversión del nuevo país en un protectorado francés. El 9 de junio, Duarte encabezó junto a Sánchez un golpe de estado que destituyó a Bobadilla y sustituyó los miembros conservadores de la Junta Central por otros liberales. Esta nueva Junta, ahora encabezada por Sánchez, envió a Duarte y a Mella a la región norte a conseguir apoyo. En julio, el ejército del norte proclamó a Duarte como presidente. A pesar de que Duarte no aceptó, Santana protesta y apoyándose en el ejército del sur, entró a Santo Domingo y disolvió la Junta que presidía Sánchez, creando otra. En agosto, Santana dispuso el apresamiento de Duarte, quien se rehusaba volver al dominio español. Sin embargo, se dejó apresar para evitar una guerra civil que pudiera ser aprovechada por los haitianos; y el 10 de septiembre, Santana declaró a Duarte, Sánchez, Mella y otros liberales "traidores a la Patria" enviándolos al exilio en Hamburgo. Tras una breve estancia de en Hamburgo, el 30 de noviembre se trasladó a La Guaira, donde su familia completa, ahora sumida en la miseria, también había sido desterrada por Santana.

En febrero de 1845, estando en Caracas, recibe la noticia del fusilamiento de María Trinidad Sánchez. Asumiéndose culpable de esta muerte, y rechazando la idea de alentar una guerra civil, Duarte desaparece de la vida pública, internándose en la selva venezolana. Después de escribir su libro "La Cartera Del Proscripto" se radica en la ciudad de Angostura, donde pierde todo contacto con amigos y familiares por más de quince años.

En 1861, debido una vez más a las invasiones haitianas, el desorden interno, y su mal gobierno, Santana convirtió el país en una colonia española (conocida como la Anexión a España). Por esta acción, fue galardonado con el título de Marqués de Las Carreras por la reina Isabel II.

En 1862, Duarte reaparece en Caracas para organizar junto a su hermano Vicente Celestino una pequeña expedición.

El 24 de marzo de 1864, Duarte regresa a Santo Domingo para ponerse a las órdenes del gobierno restaurador en armas de Santiago de los Caballeros. Este gobierno decidió nombrarlo su representante en el exterior con la misión de obtener apoyo de Venezuela y los demás países en la lucha militar contra España.


El 7 de junio de 1864, Duarte fue enviado como cónsul al exterior, con el objetivo de recolectar fondos para la causa restauradora, la decisión no buscaba más que sacarlo del camino. Esta hipótesis, sin embargo, no ha sido comprobada. Aunque la actitud del Gobierno Restaurador no fuera esa, la misión encargada a Duarte terminó por convertirse en otra especie de exilio. Aunque le habían cedido una pensión honorífica, terminaron incumpliéndola y Duarte se quedó con su familia subsistiendo de una fábrica de velas en Venezuela.

A pesar de que el presidente Ignacio María González le pidió que regresara, esta vez la ausencia fue definitiva, y Duarte falleció el 15 de julio de 1876 en Caracas. Sus restos fueron trasladados a suelo dominicano en 1884, irónicamente, por el gobierno de Ulises Heureaux (de ascendencia haitiana), quien lo declaró Padre de la Patria junto a Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella. Sin embargo, no fue hasta 1944 que los restos de los tres héroes nacionales fueron sepultados en el lugar donde se realizó el disparo que los hizo legendarios, el Altar de la Patria (su actual morada).

Duarte logró establecer una República libre, que a través del proceso de votación, podría dar lugar a una democracia donde todos los ciudadanos, en teoría, pudieran ser iguales y libres.

Los viajes de estudios que realizó a Europa en su adolescencia, continente donde se debatían e imponían ideas liberales resultantes de la Revolución Francesa, influyó mucho en sus actitudes posteriores en las luchas independentistas.

Es considerado como héroe nacional y padre de la democracia en la República Dominicana. Además se le atribuye ser el precursor del teatro dominicano al ser el primero en promover eventos teatrales mediante las sociedades La Filantrópica y La Dramática, las cuales tenían como fin presentar obras teatrales alusivas a la libertad dominicana.

Una de sus frases más emblemáticas fue sin lugar a dudas "¡Vivir sin patria, es lo mismo que vivir sin honor!", la cual dejó una gran impronta en el pueblo dominicano.

El Pico Duarte, la montaña más alta del Caribe y otros lugares de interés llevan su nombre.

En Union City (Nueva Jersey), una ciudad colindante con la ciudad de Nueva York, existe un parque llamado Juan Pablo Duarte Square en su honor. El 26 de enero de 1978, en el 165to. del nacimiento de Duarte, el Consulado dominicano en esa ciudad, erige una estatua en el mismo parque.

Su casa natal fue convertida en un museo. En la misma vivió la familia Duarte-Diez desde su llegada a Santo Domingo hasta su exilio.

En el 2000, el alcalde de Nueva York de ese entonces Rudolph Giuliani firmó un proyecto de ley agregando el nombre Juan Pablo Duarte Boulevard a la St. Nicholas Avenue para el tramo de la Décima Avenida y West 162nd Street hasta la intersección de West 193rd Street y Fort George Hill.

En conmemoración del 167mo. aniversario de la Independencia Nacional de la República Dominicana, el 24 de febrero de 2011, fue inaugurada una estatua suya en el Jardín do Campo Grande, frente a las instalaciones de la Embajada de la República Dominicana en Lisboa.1

El 26 de enero de 2013 se celebró el bicentenario de su nacimiento.


La vida personal de Duarte hasta la fecha es tema de discusión. Se sabe que fue un poeta seguidor del Romanticismo. También solía tocar la guitarra, el piano y la flauta; además practicaba esgrima.

Durante su juventud Duarte mantuvo varias relaciones amorosas. La primera relación la sostuvo con María Antonia Bobadilla, la cual terminó años después por razones desconocidas. Años despues, Duarte se enamoró de Prudencia “Nona” Lluberes, descendiente de catalanes con quien llegó a formalizar una relación que se vio interrumpida debido a su destierro y su posterior padecimiento de tuberculosis. Las fechas en las que Duarte mantuvo estas relaciones no se conocen, dada la imprecisión sobre su vida privada y a los últimos años de su vida en el exilio. También algunos historiadores certifican que tuvo un hijo durante su estadía en Venezuela con una mujer llamada Marcela Mercedes.2

Supuesta relación con su prima

A pesar de que algunos historiadores argumentan que Duarte nunca se casó y que no tuvo descendencia, otros [¿quién?] sostienen que mantuvo una controvertida y clandestina relación con su prima hermana Vicenta Díez llegándose a casar con ella valiéndose de una identidad falsa (Juan Sotero Duarte), y con quien supuestamente tuvo 2 hijas. Varios historiadores e investigadores han debatido sobre la existencia o no de Vicenta Díez, de quien no se ha encontrado documento alguno donde se verifique que haya existido[cita requerida]

Controversias

Duarte se encontraba en el exilio en 1844, justo en el momento de proclamar la independencia dominicana, por lo que algunos historiadores sostienen que éste no merece ser incluido como uno de los Padres de la Patria.3 El catedrático de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Paulino Ramos, quien además es miembro de la Academia Dominicana de la Historia desmintió esta teoría diciendo "Si salió del país fue porque se tenía como cierto que, de ser apresado, el movimiento podía fracasar", dando a entender que Duarte utilizó su viaje a Curazao en ese momento como estrategia y no por cobardía como se insinuó.





En el nombre de la santísima, augustísima e indivisible Trinidad de Dios Omnipotente, en manos de nuestro presidente Juan Pablo Duarte, cooperar con mi persona, vida y bienes a la Separación definitiva del gobierno haitiano, y a implantar una República libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera, que se denominará República Dominicana, la cual tendrá su pabellón tricolor, en cuartos encarnados y azules, atravesados con una cruz blanca. Mientras tanto, seremos reconocidos los Trinitarios con las palabras sacramentales: "Dios", "Patria" y "Libertad". Así lo prometo ante Dios y el mundo: si lo hago, Dios me proteja, y de no, me lo tome en cuenta, y mis consocios me castiguen el perjurio y la traición, si los vendo.





Juan Pablo Duarte y Diez también fue escritor y entre sus manuscritos se destacan sus pensamientos patrióticos  los cuales se destacan por su sinceridad de pensamiento y son aplicados por algunas instituciones publicas y privadas de la repúblicas Dominicana encaminadas a preservar los bienes e intereses de la nación.


Desde la tranquilidad de su escritorio en su pequeña biblioteca Duarte escribió una serie de pensamientos propios de su persona, incluyendo el juramento trinitario y que consideraba debería ser aplicado por todo aquel dominicano que se considere fiel y leal a su patria entre ellos se destacan los siguientes:
































miércoles, 21 de enero de 2015


Es la patrona del pueblo dominicano: Su fiesta patronal es el 21 de enero y día festivo/no laborable en la República Dominicana donde muchos fieles devotos de la virgen van desde todo el territorio dominicano hacia su templo, la basílica de Higüey, en la provincia La Altagracia.





Nuestra Señora de la Altagracia o Virgen de la Altagracia es una advocación católica considerada como la madre protectora y espiritual del pueblo dominicano. Su fiesta patronal es el 21 de enero y día festivo/no laborable en la República Dominicana donde muchos fieles devotos de la virgen van desde todo el territorio dominicano hacia su templo la basílica de Higüey, en la provincia La Altagracia. Los dominicanos celebramos ese día gracias a la proteccion que nos da nuestra madre, nuestra protectora. como vemos en la República Dominicana la llamamos nuestra señora de la altagracia pero en otros paises la llaman de otras formas. Existen varias versiones sobre el origen y la llegada de Nuestra Señora de la Altagracia a la República Dominicana y el porqué de su veneración en el país. Esta devoción se inició en el país durante el período colonial, cuando los viajes de Cristóbal Colón, aunque también fue paseada por otras regiones del mundo. Un grupo de hombres españoles trajeron la foto a la isla, se colocó en una parroquia de Higuey, que luego fue ampliada y reconstruida nuevamente con la categoría de basílica por la iglesia católica y con capacidad para recibir una gran cantidad de personas que serian llamados como adoradores de la virgen de la Altagracia, el 21 de Enero se juntan millares de personas a ese lugar con fines de devoción peticiones y agradecimiento haciendo una larga fila para ver la imagen y adorarla, pedirle o agradecerle por unos segundos.

Versión 1: Algunos historiadores y párrocos de la Iglesia Católica mencionan que a partir del 12 de mayo de 1502 es llevado a cabo una parroquia en la Villa de Salvaleón de Higüey, bajo las órdenes del obispo de Santo Domingo García Padilla, ya que en esa época habían llegado a Higüey los hermanos Trejo: Alonso y Antonio, quienes habrían traído la imagen de la Virgen de la Altagracia al país; éstos provenían de Plasencia, localidad de la Comunidad Autónoma Extremadura, España; fue en Extremadura en la localidad de Siruela donde la virgen se le apareció a un agricultor sobre un árbol -de ahí su nombre- la más Alta Gracia venida de los cielos.

Versión 2: Otra versión es la del canónigo Luís Gerónimo de Alcocer, quién escribió acerca de la llegada de la Virgen a la colonia. En su relación de 1650, De Alcocer dice lo siguiente:

“La imagen milogrosa de nuestra Señora de Altagracia está en la villa de Higüey, como treinta lenguas de la Ciudad de Santo Domingo; son innumerables las misericordias que Dios Nuestro Señor a obrado y cada día obra con los que se encomiendan a su Santa imagen: consta que la trajeron a esta isla dos hidalgos naturales de Pacencia en Extremadura, nombrados Alonso y Antonio de Trejo que fueron de los primeros pobladores de esta isla, personas nobles como consta de una cédula del Rey Don Felipe Primero, año de 1506, en que encomienda al Gobernador de esta isla que los acomode

Otras versiones: Algunos historiadores dicen que la fiesta oficial de Nuestra Señora de la Altagracia es el 21 de enero porque para esa fecha se llevó a cabo la Batalla de la Sabana Real en la parte Este de la isla de Santo Domingo, donde el ejército español, encabezado por Antonio Miniel derrotó al ejército francés el 21 de enero de 1691.

También hay una versión que dice que los españoles le pidieron a la Virgen de la Altagracia que les ayudara a ganar la batalla, entonces estos ganaron y el 21 de enero realizaron una gran fiesta religiosa con motivo de veneración a la Altagracia, aunque su fiesta debería ser el 15 de agosto, debido a que en dicha fecha fue llevada la imagen de la Altagracia a la colonia.



La fecha del 21 de enero fue declarada como fiesta oficial religiosa por el poder eclesiástico de la Iglesia Católica, según una carta del arzobispo Isidoro Rodríguez Lorenzo, quién daba a conocer en 1692 como portavoz de la iglesia por primera vez la designación de una fecha como fiesta religiosa ante la autoridad eclesiástica aprobando como buena y válida la fiesta el 21 de enero. Aunque fue en la gestión de Monseñor Arturo de Meriño, arzobispo de Santo Domingo que se pidió a la Santa Sede la concesión de Oficio Divino y Misa Propia para el día de la Virgen de la Altagracia suplicando, además, que fuese como festividad de precepto el 21 de enero, ya que el 15 de agosto no se podía debido a que la Iglesia celebraba en esa fecha el Misterio de la Asunción de la Virgen de los Cielos.

En la República Dominicana fue aprobado por ley la declaración oficial del 21 de enero como no laborable, de fiesta nacional y religiosa en todo el territorio del país. Esto fue ejecutado durante el gobierno de Horacio Vásquez, quien era devoto de esta virgen.



Nuestra Señora de la Altagracia ha tenido el privilegio especial de haber sido coronada dos veces por las máximas autoridades de la Iglesia Católica, el Papa Pío XI y Juan Pablo II. Su primera coronación fue el 15 de agosto de 1922, cuando el pontífice Papa Pío XI se encontraba en la República Dominicana. Durante la primera visita del Papa Juan Pablo II el 25 de enero de 1979 bendijo el Santuario de la Altagracia (hoy Basílica de Higüey) y el 12 de octubre de 1992 en su segunda visita al país, el Papa Juan Pablo II coronó personalmente a la imagen de la Virgen de la Altagracia con una diadema de plata sobredorada.



La imagen de Nuestra Señora de la Altagracia representa la escena del Nacimiento de Jesús en el Pesebre de Belén, donde se destaca la maternidad de la Virgen. En el cuadro se encuentra la Estrella de Belén, la cual tiene ocho puntas y simboliza el cielo y tiene dos rayos extendiéndose hacia el pesebre, en el cual Dios está bendiciendo a su hijo Jesús. Por encima de la Virgen hay doce estrellas, la cual representan las tribus de Israel y, a la vez, los 12 Apóstoles de Jesús. Alrededor de María hay un resplandor, el cual puede ser encontrado con más detalle en Apocalipsis 12:1.

La Altagracia lleva una corona en su cabeza por ser la Reina del Cielo, y un velo sobre la cabeza porque está casada con José. Está vestida de rojo, blanco y azul, el rojo, según los expertos, lo lleva porque es un ser humano pulcro, el blanco por ser una mujer sin pecado concebido y el manto azul porque "el poder del Altísimo vendrá sobre ti" y porque ella es la reina de los cielos. Delante de la Madre se encuentra el Niño Jesús, desnudo, dormido sobre pajas y bien detrás está San José, vestido con una capa roja y una vela en su mano izquierda.

Lo primero que llama la atención, de quien la observa, es la figura de María en actitud de adoración: con sus manos unidas en forma de arco. Sobre su pecho se distingue una especie de rayo blanco (en forma de triángulo), expresión del nacimiento virginal de Jesús y que sube desde el pesebre, donde duerme el niño, hasta casi los hombros de la Madre.

El rostro de María se muestra sereno, con los ojos bajos, sin indicar ni seriedad ni tristeza, sino más bien alegría y paz, en una actitud de meditación. Su cabeza está cubierta con un velo azul oscuro que le llega hasta los hombros y con una corona de perlas, símbolo de su condición de reina, por ser la Madre del Rey y alrededor doce estrellas, que representan a la Iglesia Católica, fundada sobre los Doce Apóstoles. Detrás se destaca una gran estrella, la misma que acompañó a los Magos, para darles a conocer al Salvador. Su manto está salpicado de dieciséis pequeñas estrellas. Atrás hay una columna, señal de que estamos en un templo. La cueva es un templo porque allí habita Dios mismo: el niño Jesús.




El culto altagraciano se inició en Higüey y se fue extendiendo al paso de los años hasta convertirse en un culto nacional, y formar parte de la identidad de los dominicanos y la principal peregrinación del pueblo.

Según el historiador dominicano Alejandro Paulino Ramos, el culto altagraciano inició a mediados del siglo XVI en La Española tanto en el área de Santo Domingo como en la entonces villa de Higüey.

El historiador resalta el hecho de que el día principal de su culto era en ese momento el 15 de agosto, debido a que en dicha fecha fue traída la imagen de la Altagracia a la isla y que el mismo se debía celebrar en la ciudad del Este porque, de acuerdo con las tradiciones, era el lugar donde Dios quería que ella estuviese, aunque otros afirman que fue el lugar donde los Hermanos Trejos, se alojaron desde su llegada a la isla.




Existen diversos testimonios y leyendas acerca del origen de la Virgen de la Altagracia en la República Dominicana, uno de los testimonios más recientes es la publicación del libro de John Fleury, el cual tiene como nombre "Historia de Nuestra Señora, la Virgen de la Altagracia"; en este libro se afirma que las creencias o fe hacia la Virgen de la Altagracia no debe ser asentada en mitos y supersticiones, sino sobre hechos y datos que han sido comprobados por la Iglesia Católica.

Los franceses se habían apoderado de la isla Tortuga y de los territorios de la Isla Grande. Con el tiempo y debido a la imposibilidad de España para controlar esos territorios, los franceses se habían decidido por el control total de la isla de Santo Domingo, apoderándose de Santiago y otros territorios, provocando que el gobernador y capitán gral. Ignacio Caro organizara una columna al mando de Francisco Segura y Sandoval.

Se hicieron los preparativos militares en la Sabana Real, y utilizando el factor sorpresa, los españoles-dominicanos vencieron a los franceses, entonces estando los españoles en desventajas, y siendo la mayoría de los que formaban las milicias provenientes de las zonas de El Seybo e Higüey, estuvo presente la fe que profesaban en la Virgen de la Altagracia, pues ellos eran practicantes del culto altagraciano.

Antes de entrar en el combate temprano en la mañana, los españoles-dominicanos imploraron la ayudad de la Virgen de las Mercedes y la protección de la Señora de la Alta Gracia, para que por su gracia los ayudara a salir victoriosos.

Monseñor Juan Pepén en su libro "Dónde floreció el naranjo", cita el testimonio de Juan Elías Moscoso en 1907 que habla de un colonizador español que vivió hace más de tres siglos en la Villa de Higüey y se dedicaba a vender ganado, por lo que viajaba constantemente a la ciudad de Santo Domingo. Según Juan Pepén en su libro "El Padre", en unos de sus viajes a Santo Domingo, sus dos hijas le pidieron un encargo: su hija mayor le pidió que le comprara vestidos, cintas, encajes y otros accesorios femeninos; en cambio la hija menor solo le pidió que le llevara la imagen de la Virgen de la Altagracia, ya que ella la había visto en sueños. Para todos fue extraño, ya que nadie había escuchado hablar de tal Virgen. Cuando el padre de las niñas llega de regreso con los regalos de la hija mayor, le dio pena no haber conseguido la Virgen de la Altagracia para la Niña, a pesar de que la buscó por todos lados, pero no la encontró, incluso fue y preguntó a los Canónigos del Cabildo y al mismo Arzobispo, quienes le contestaron que no existía tal advocación.

Al pasar por la localidad Los Dos Ríos, se quedó a pasar la noche en la casa de un viejo amigo. Mientras cenaba con la familia, refirió el caso de la Virgen desconocida, manifestando el sentimiento de aparecerse en su casa sin llevar el encargo que le había hecho su hija predilecta.

Esa misma noche, un viejo que iba de paso pidió posada en la casa, entonces, el padre de La Niña, estaba hablando de la Virgen y el viejo dijo que él la tenía consigo, entonces el viejo sacó de su paquete el pergamino de la pintura de la Altagracia, y el viejo le dio la pintura de una preciosa imagen que era la de María adorando a un recién nacido que estaba en sus pies en una cuna. El padre de la niña, fue a buscar al viejo al llegar el día, pero lo más extraño fue que el viejo jamás volvió a aparecer.

Al llegar el hombre a la casa de sus hijas, le dio los respectivos regalos a sus hijas, y La Niña al pie del naranjo que aún se conserva a pesar de los siglos, mostró a los habitantes de la zona el día 21 de enero, su soñada imagen y, desde ese momento, quedó establecido el venerado culto de la Virgen de la Altagracia, confundida en sus principios con el nombre de la Virgen de la Niña.

Juan Pepén, también cuenta que La Niña recibió a su padre en el mismo lugar donde hoy se encuentra el antiguo santuario de Higüey y que allí, un 21 de enero, al pie de un naranjo mostró a quienes se encontraban presentes la imagen, estableciendo ese día el venerado culto de la Virgen de Altagracia.




  • 3 de cada 10 mujeres en República Dominicana lleva como nombre Altagracia, e incluso, anteriormente si una persona (ya sea varón o hembra) nacía sábado, se le ponía el nombre de Altagracia o si nacía en cualquier fecha de enero.
  • Según un estudio, revela que casi aproximadamente un 30% de la población dominicana visita cada año, durante el mes de Enero y en fecha de Cuaresma, Semana Santa, Corpus Christi y otras fechas de actividad religiosa, visitan el santuario de esta Virgen, el cual se encuentra en la ciudad de Higüey.
  • El nombre Altagracia fue dado porque lleva la gracia más alta, jamás otorgada a un ser humano, por ser la Madre del hijo de Dios.
  • El cuadro de la Virgen de la Altagracia es un ícono. No hay un elemento, un color ni una relación que no tenga su significado. También es uno de los pocos cuadros alrededor del mundo que está estampado en oro puro.
  • En Zapopan, Jalisco, se encuentra la única capilla en México dedicada a Nuestra Señora De Altagracia.
  • En 1922, el cineasta dominicano Francisco Arturo Palau realizó un documental llamado La leyenda de Nuestra Señora de Altagracia.



  • Patrona de La Altagracia, República Dominicana.
  • Patrona de la parroquia en Loma de Cabrera, República Dominicana.
  • Patrona del municipio de Loma de Castañuelas, Montecristi, República Dominicana.
  • Patrona del municipio de Villa Altagracia, República Dominicana.





    Los dominicanos son tan devotos a Nuestra Señora de la Altagracia que quien no tiene la suerte de visitar la basílica de Higuey o su parroquia opta desde comprar desde Souvenirs, Velones, calendarios, T-shirts todos con imágenes o fotos de la virgen para sino vestirlo entonces tenerlo en un rincón de su casa como muestra de su devoción a la virgen y de que esta no lo desampara. Esto conlleva a que los centros comerciales de diferentes lugares del país se abastezcan de estos productos especiales para ese día que sino son los únicos son los mas demandados desde su víspera.

    Las mujeres dominicanas en especial de la época dede los años 40 a los 80. Opta por la vieja tradición de tener un santuario en su casa por devoción a nuestra patrona aunque con el tiempo se irá perdiendo en algunos rincones del país por las nuevas costumbres de recientes generaciones. El transporte particular y comercial hacia la provincia de la Altagracia también aumenta por el gran flujo de personas no dando abasto en ocasiones debido a la gran demanda.

    Cabe resaltar que las autoridades de transito terrestre de la República Dominicana montan operativos de asistencia en las vías  de transito en los periodos de fiestas pascuas, semana santa y en la región este, además,  el día de la Altagracia. Sin lugar a dudas ha sido, es y será de los días mas resaltados del año desde diferentes puntos de vistas para el pueblo dominicano.



    Tradicionalmente el presidente de la Republica Dominicana, máxima figura del estado dominicano, acude a la basílica de Higuey, donde se le habilita un asiento en la primera fila principal para escuchar la homilía oficiada por la máxima autoridad de la iglesia católica, el cardenal, ó en su caso el obispo provincial cuyas oficinas y sede tienen lugar en la Basílica.

    Es importante resaltar que la iglesia católica tiene actividades ese día a nivel nacional en todas las parroquias con motivo de celebrarse este día por lo que la ausencia de una figura católica no la desliga de las actividades realizadas ese día en honor a la patrona del pueblo dominicano en los 48,000 km2 de la isla.

    También es importante recordar que de acuerdo al volumen de feligreses que acudan a las misas algunas iglesias optan por realizar mas de una ese día, tal es el caso de la basílica de Higuey donde cada dos horas se realiza una misa para complacer a una gran parte, ya que no se puede a todos aun con la gran capacidad de la basílica, de los feligreses que asisten de todas partes del país e incluso dominicanos del mundo a este santuario.













    La obra de la Basílica de Higüey o de Nuestra Señora de la Altagracia, fue construida por los arquitectos franceses André-Jacques Dunoyer de Segonzac y Pierre Dupré, los cuales fueron elegidos a través de un concurso internacional anunciado en 1947, pero se llevó a cabo en 1949, en la cual fue elegida la propuesta de los arquitectos ya mencionados.

    La Basílica fue construida para reemplazar un antiguo santuario, en donde apareció La Altagracia, el cual data de 1572. La Basílica se comenzó a construir en 1954, por órdenes del primer Obispo de Higüey, Monseñor Juan Félix Pepén, la cual duró 17 años para su construcción.

    El 21 de enero de 1971 es inaugurada la actual Basílica, a cargo del entonces Presidente Dr. Joaquín Balaguer. El 12 de octubre del mismo año, es declarada como Monumento Dominicano, y el 17 de octubre del mismo año el Papa Pablo VI la declara como Basílica Menor. Dos años después, el 15 de agosto de 1973 se convierte en Catedral de la Diócesis de Nuestra Señora de la Altagracia en Higüey, por mandato apostólico.

    La Basílica fue construida en el centro de la ciudad, con una estructura en forma de cruz latina, la puerta principal está hecha de bronce con un baño de oro de 24 kilates, además tiene un campanario de 45 campanas hechas de bronce cada una.

    Desde Roma, fue bendecida la Basílica por el mismo Papa Juan Pablo II y el 12 de octubre de 1992, en su segunda visita al país, el Papa Juan Pablo II coronó personalmente a la imagen de La Altagracia con una diadema de plata sobredorada, y también aprovecha la oportunidad para bendecir personalmente la Basílica y a todo el pueblo de República Dominicana.

    Hoy en día, es uno de los santuarios o templos religiosos del país y de Latinoamérica más visitado, no solo por los habitantes del país, sino también por muchos extranjeros. En la Basílica se encuentra la imagen de La Altagracia, la cual fue la primera evangelizadora de América y el Nuevo Mundo.